Estimado Florencio,
Me da mucha tristeza ver como sigues considerando a este portal como un espacio de apología del coleccionismo o de la huaquería. Este portal nunca a tenido esta posición, al contrario, fue creado justamente para poder discutir de estos y otros problemas, que conciernen a la arqueología del Ecuador, en busca de soluciones reales, eficientes y que involucren a los profesionales responsables en este país. Como lo expresa nuestra línea editorial, queremos dar la palabra a todos los componentes de la arqueología ecuatoriana, eso implica también presentar la actualidad de nuestra disciplina: como la apertura de museos, que sean o no procedentes de colecciones privadas. Nosotros sabemos que en la colección del Museo del Alabado existen dos cuencos que fueron saqueados del yacimiento arqueológico de Santa-Ana-La Florida. Pero eso no impide decir que este museo es ejemplar en cuento a su museografía y a su originalidad. Sabemos que este museo puede ser también un nuevo punto para la reflexión arqueológica y como tal merece un espacio en este portal. Yo también prefería que esas piezas no hubiesen sido huaqueadas pero fue así. En este país hay intereses económicos mezquinos que hacen que la cultura busque empresas paralelas y hasta negocios arqueológicos propios. Tenemos que actuar con relación a la realidad y, con conciencia plena de estos hechos, debemos tratar de cambiarlos por la vía de la razón y no en referencia a un maniqueísmo afabulado entre "buenos" y "malos".
Pero regresamos al problema inicial, el aspecto humano de los gestores e investigadores, en un editorial del diario El Mercurio de Cuenca, firmado por René Cardoso Segarra, publicado el 22 de junio, se trata justamente del problema por lo que te invito cordialmente a leerlo ahora. Para no aburrirte cito solamente el pasaje que me parece más interesante y pertinente:
"Poco servirán a una sociedad sus títulos académicos, sus masterados, sus petulancias posmodernas, sus habilidades histriónicas, si no poseen cualidades que deberían ser parte inmanente de toda persona: decencia, integridad, calidad humana."
No entiendo como personas que en principio buscan el mismo objetivo (fomentar el interés del público y de las autoridades hacia el pasado remoto del Ecuador y la arqueología, desarrollar y mejorar su práctica y enseñanza) "tachan y descalifican con facilidad al otro. No se puede entender cómo personas que dicen trabajar por la cultura, ostenten comportamientos de mezquindad humana. Ironicen sin ningún escrúpulo. Persigan a quienes no los adulen o concuerden con sus actuaciones. Amenacen, prevalidos de sus fugaces poderes políticos, a los que con valentía pretendan enfrentarles. Se regodeen y se atribuyan con cinismo y actitud prepotente, el mal causado al otro."
Este editorial concluye con una frase esplendida y sencilla: "Se siente un yermo y desolador paisaje." Yo estoy triste, pues la frase refleja una posible visión de la cultura que tendremos en pocos años, si nosotros seguimos en peleas personales, tontas, que en vez de debatir sobre las verdaderas problemáticas del ámbito de la arqueología del Ecuador, se pasan en la autodefensa de clanes ilusos e insignificantes y "sería importante conocer qué aportes en sus vidas han realizado [los miembros de estos clanes] para beneficio de la cultura."
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