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Arqueología Ecuatoriana | Foros

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¿Dónde están las pirámides? Una supuesta noticia sobre un descubrimiento arqueológico demuestra la necesidad de evaluar con prudencia la publicación de llamativos hallazgos científicos. Leer en El País.

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El diario El Telégrafo consagra este fin de semana un segmento a la difícil relación existente entre cultura, academia y medios en el país, a través de una denuncia de la falta de suplementos culturales en la prensa ("La cultura, ¿última rueda del coche?"), y una entrevista realizada a Roberto Follari, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Cuyo (Mendoza-Argentina). Reflexiones particularmente elocuentes en el caso de la arqueología en el Ecuador -tal como se lo puede apreciar en este mismo medio-, y al ser la arqueología una disciplina particularmente relacionada tanto a la Cultura como a la Academia.

Más información en nuestro portal.

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Creo que ahora más que nunca la comunidad arquológica y el país necesitan del periodismo y su trabajo para llegar a la poblacióny despertar a la opinión pública en torno a estos temas que pueden parecer lejanos y no relacionados con su vida diaria.  ?Cómo se puede revertir esta situación?
1. Hay que adoptar una posición tolerante, considerando la realidad y las limitaciones del medio periodístico nacional.  Reconocer la deficiencia de no contar con periodistas "especializados" en temas concretos; así como considerar la inmediatez con la que los periodistas tienen que manejar la información, que en este caso, es de caracter complejo.  2. En este sentido e la función de la comunidad científica arqueológica propiciar los acercamientos y establecer vínculos sólidos con los medios.  3.  Ésto redundará en un conocimiento mejor de la actividad, su importancia, el respaldo de la sociedad civil y de diferentes actores, así como el llamamiento a la creación de políticas que son necesarias en el país. 4. No se trata de "vender"una noticia, sino de adaptarla a los requerimientos específicos del medio de comunicaicón al que ésta va dirigida, sea éste tv, radio, prensa, internet.  5.  Si consideramos que las limitaciones con las que se maneja un periodista, las mismas que van desde no poder desempenarse dentro de un area de información especializada, hasta el hecho de la INMEDIATEZ con la que tiene que transmitir, y que sería el mayor condicionamiento, creo que la comunidad científica arqueológica podría hacer algunas concesiones, principalmente faciltarle los recursos que el periodista necesita para manejar la información con la rapidez que ésta demanda. 6. Una de las maneras es proporcionar los elementos, conceptos básicos, el mensaje central en un formato básico aplicable a noticia como tal (sea ésto comunicado de prensa, boletín o press kit) en los cuáles estén aclaradas de antemano las dudas, y  cubiertas las posibles preguntas, y principalmente recalcando el mensaje principal que se busca transmitir o dar a conocer.  De esa manera el trabajo periodístico, que por recursos de tiempo, no recurre a la investigación, no se basará exclusivamente de la entrevista concedida por la fuente técnica confiable, cuyas palabras pueden ser tergiversadas, interpretadas de otra forma y hasta editadas perdiendo el sentido original.  Al facilitar la información escrita, las entrevistas sólo serían un complemento,, y permitirá que las preguntas sean concretas, teniendo un punto de partida.  7.  Hay que considerar, como arqueólogo, técnico, o especialista en las propias limitaciones.  No necesariamente estamos llamados a tener habilidades comunicacionales, mucho menos a poder informar, y transmitir de manera masiva; como para asumir de manera exclusiva la tarea de difundir.  8.  La mejor manera de conseguir que ésto vaya cambiando es fortalecer los vínculos con la prensa, asumir una posición proactiva proporcionando talleres de capacitación a los periodistas acerca de este tipo de temas para que se familiaricen con la situación, la terminología y se sensibilicen al respecto.  Hay quiénes ya saben ésto y lo aplican, aunque suene a una quimera.  Y como se dice vulgarmente: zapatero a su zapato.

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Aquí no se toman en serio, como se deberían, los temas de Arqueología y Antropología; el robo de las piezas robadas, la prevención... etcétera porque no hay conciencia de que tenemos una importante riqueza. Dicen que uno se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde o que la verdad se esconde donde la ve todo el mundo. Pues como estamos sentados sobre "oro", no nos importa el oro.

Aquí hay una fuerte dosis de quemeimportismo bárbaro, es sorprendente como las mismas autoridades dejan para segundo plano la búsqueda de piezas robadas.

Es indignante como la Iglesia Católica ha saqueado el patrimonio cultural. Como han ido hasta los lugares más pequeños y han cambiado imágenes de valor por estampas "nuevas".  Y este hecho involucra a todos los que vivimos aquí, porque lamentablemente no hay un seguimiento de los temas.

¿Pero estas irregularidades debería salir a la luz? Claro, en eso estamos, siempre que haya espacio y la gente no sea cobarde.

Ana Mingas Macas,
Periodista

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Una de las funciones de la arqueología es la difusión de los trabajos al publico. En principio, eso no debería ser muy complicado en sí. Muchas personas han soñado con ser arqueólogos, y los mitos populares han sacralizado a figuras como la de Indiana Jones, en un supuesto arqueólogo perfecto. Es una figura a la cual es tan sencillo de identificarse. Pero la realidad no es así.

En algunos casos, los profesionales son demasiados “técnicos” y no difunden de manera adecuada la información o consideran que esta difusión es peyorativa para ellos y para su reputación. Por otra parte, a menudo los periodistas difunden casualmente una información errónea, equivocada para no decir arcaica... porque simplemente la arqueología no es su trabajo. En la mayoría de los casos dan una visión caricatural, hombres que cruzan ríos llenos de caimanes, buscando tesoros. Alimentan, en la mayoría de los casos, mitos y leyendas sobre los tesoros escondidos o sobre cuidadas perdidas en la selva. La necesidad de convencer o de hacer vender una noticia conduce a errores y equivocaciones que, sin querer, a menudo perjudican a las comunidades y, en general, al patrimonio.

El publico que se interesa a la arqueología es muy diverso, heterogéneo. Varía desde los que son atraídos por la belleza de las piezas y quieren conocer la historia detrás de ellas, hasta los estudiantes o aficionados que han colaborado en proyectos de investigación. Pero no solo están estas gentes de buena voluntad, hay también los traficantes y huaqueros que buscan informaciones sobre futuros “mercados”. Cada uno de los profesionales, tanto los de la comunicación como los de la arqueología  tienen la obligación de interesar a este publico variado y difícil. Tienen que presentar la realidad de la arqueología: una ciencia que está al servicio de la comunidad, tratando de reconstruir la historia perdida de los antecesores de las sociedades modernas, para entender con ello el presente y el futuro.

Arqueólogos y periodistas tienen la misma obligación frente a la comunidad. Ambos deben informar de la mejor manera posible, para que la información sirva para formar en el público una identificación con el pasado aborigen. De la identificación viene la necesidad de un empoderamiento y de ello surgirá el autoestima, la dignidad perdida de todo un pueblo. A fin de cuentas, no es prohibido que la comunidad busque un origen mítico, basado en los mitos y en las leyendas – que son también parte del patrimonio cultural inmaterial. Lo importante es que a la base de los mitos haya un fondo de verdad, algo que asiente en el pueblo ese sentimiento de pertenencia colectiva a un mismo destino histórico. El papel de los científicos y de los profesionales de la información es de permitir al pueblo que haga la distinción clara entre el Mito y la Historia. Esta es su obligación moral y ética, esta es su responsabilidad frente a la comunidad.

Abremos aquí un debate alrededor de estos temas. Expresen su voz.



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